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31 de octubre de 2017

REFLEXIONES CON HUMOR...


30 de octubre de 2017

HUMOR...


27 de octubre de 2017

Ya no hay dudas: hay seis equipos argentinos que son campeones del mundo




El viaje a Japón representaba lo máximo para los equipos sudamericanos. Era el sueño de todos. Llegar hasta la otra punta del mundo y competir mano a mano contra el mejor de los europeos. Y quienes ganaron ese desafío, obviamente se sentían los mejores del mundo.
Esta calificación fue puesta en duda por la FIFA. Hasta hoy. Luego de un pedido formal de la Conmebol, la máxima entidad del fútbol aprobó que aquellos clubes que ganaron la Copa Intercontinental entre 1960-2004 sean reconocidos oficialmente como ganadores del título de Copa Mundial de Clubes de la FIFA en el archivo histórico de la competición.

Los más ganadores
3 copas: Milan, Real Madrid, Peñarol, Boca y Nacional (Uru)
2 copas: Independiente, Juventus, Santos, Inter, San Pablo, Ajax, Bayern Munich, Porto.
1 copa: Estudiantes, Olimpia, Gremio, River, Manchester United, Racing, Feyenoord, Atlético de Madrid, Flamengo, Estrella Roja, Vélez, Borussia Dortmund.

Se terminaron las dudas
A comienzos de 2017 y tras la consulta del diario brasileño Estado de San Pablo, la FIFA había informado que la Copa Intercontinental no era considerada como un título oficial y eso generó polémica en Sudamérica
"La FIFA reconoce y valoriza las iniciativas de establecer competiciones de clubes de clubes de dimensiones mundiales a lo largo de la historia. Ese fue el caso de torneo que incluyeron a clubes europeos y sudamericanos, como la Copa Río de 1951 y 52 y la Copa Intercontinental. En tanto, no es hasta el 2000 que la FIFA organizó como estreno el Mundial de Clubes, con representaciones de las seis confederaciones. Los vencedores de esas competiciones son aquellos considerados oficialmente por la FIFA como campeones mundiales de clubes", alertaron desde Suiza.
Ahora, llegó el alivio para los clubes sudamericanos.


25 de octubre de 2017

Histórico. Esta votación llevó a De Vido a la cárcel


Una nota inédita revela la fórmula de la felicidad para Albert Einstein

Una nota que Albert Einstein le entregó a un mensajero en Tokio porque no tenía monedas para darle propina, en la que explicaba brevemente su teoría para tener una vida feliz, salió a luz tras 95 años y será subastada en Jerusalén.
Corría el año 1922 y el físico nacido en Alemania, famoso por su teoría de la relatividad, se encontraba de gira por Japón, ofreciendo conferencias.
Había sido informado recientemente de que iba a ser galardonado con el premio Nobel de Física y su fama, más allá de los círculos científicos, iba en aumento.

En cualquier caso, Einstein no quiso que el mensajero se fuera con las manos vacías, así que le escribió dos notas a mano en alemán, según el vendedor, familiar del mensajero.
"Quizás si tienes suerte estas notas acaben siendo mucho más valiosas que una simple propina", le dijo Einstein al mensajero, según el vendedor, un residente en Hamburgo (Alemania) que deseó permanecer en el anonimato.
Una nota inédita revela la fórmula de la felicidad para Albert Einstein
Albert Einstein escribió las notas cuando ya era un científico famoso (Archivo)
La nota, escrita en un folio con el membrete del Imperial Hotel Tokyo, afirma que "una vida sencilla y tranquila aporta más alegría que la búsqueda del éxito en un desasosiego constante".
La otra, en una hoja de papel, dice simplemente: "Donde hay un deseo, hay un camino".
Resulta imposible saber si las notas eran una reflexión de Einstein acerca de su propia fama, dijo Roni Grosz, el archivista a cargo de la mayor colección de Einstein del mundo, en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Una nota inédita revela la fórmula de la felicidad para Albert Einstein
Las notas que escribió el genio de la física (AFP)
Aunque las notas, hasta el momento desconocidas por los investigadores, carecen de valor científico, podrían arrojar algo de luz sobre los pensamientos íntimos del físico, cuyo nombre se convirtió en sinónimo de genio, según Grosz.

¿Stephen Hawking se equivocó con el viaje en el tiempo?

"Lo que estamos haciendo aquí es pintar el retrato de Einstein -el hombre, el científico, su efecto en el mundo- a través de sus escritos", afirmó Grosz.
"Esto es una piedra del mosaico", añadió.
Las dos notas saldrán a la venta el martes en la casa de subastas Winner de Jerusalén, junto con otros artículos, incluyendo dos cartas que Einstein escribió años después.
Fuente: AFP


18 de octubre de 2017

EN LA SOCIEDAD DE CONSUMO SOLO ERES UN NÚMERO



El fenómeno se está extendiendo. En nuestras sociedades desarrolladas, un número cada vez mayor de ciudadanos se plantea modificar sus modos de consumo. No sólo de los hábitos alimentarios, individualizados ya hasta tal punto que resulta prácticamente imposible reunir a ocho personas en torno a una mesa para comer un mismo menú. Sino del consumo en general: la vestimenta, la decoración, el aseo, los electrodomésticos, los fetiches culturales (libros, devedés, cedés), etc. Todas aquellas cosas que hasta hace poco se acumulaban en nuestros hogares como señales más o menos mediocres de éxito social y de opulencia (y hasta cierta medida, de identidad), ahora sentimos que nos asfixian. La nueva tendencia es a la reducción, al desprendimiento, al despojo, a la supresión, a la eliminación... En suma, a la desintoxicación. Al detox pues. Como si comenzara el ocaso de la sociedad de consumo -establecida en torno a los años 1960 y 1970-, y entráramos en lo que se empieza a llamar la «sociedad del desconsumo».
Se podría objetar que las necesidades vitales de consumo siguen siendo inmensas en muchos países en vías de desarrollo o en las áreas de pobreza del mundo desarrollado. Pero esa realidad indiscutible no debe impedirnos ver este movimiento de «desconsumo» que se expande con ímpetu cada vez más intenso. Por otra parte, un estudio reciente[i], realizado en el Reino Unido, indica que desde el principio de la revolución industrial, las familias iban acumulando bienes materiales en sus hogares a medida que sus recursos aumentaban. El número de objetos poseídos traducía su nivel de vida y su estatus social. Así fue hasta 2011. Ese año se alcanzó lo que podríamos llamar el « pico de los objetos » (peak stuff). Desde entonces, el número de objetos poseídos no cesa de reducirse. Y esa curva, en forma de ‘campana de Gauss’ (con aumento exponencial mientras sube el nivel de vida, y que luego, después de un período de estabilización, desciende en las mismas proporciones), sería una ley general. Hoy se estaría verificando en los países desarrollados (y en muchas zonas opulentas de Estados del Sur) pero mañana también reflejaría la inevitable evolución en los países en desarrollo (China, India, Brasil).
La toma de conciencia ecológica, la preocupación general por el medio ambiente, el temor al cambio climático y en particular la crisis económica del 2008 que con tanta violencia golpeó a los Estados ricos, influenciaron sin duda esta nueva austeridad zen. Desde entonces, se divulgaron mediante las redes sociales muchos casos espectaculares de detox anticonsumista. Por ejemplo, el de Joshua Becker, un estadounidense que decidió hace nueve años, con su esposa, reducir drásticamente el número de bienes materiales que poseían, para vivir mejor y lograr la calma mental. En sus libros (« Living with Less», « The more of Less ») y en su blog « Becoming minimalist » (www.becomingminimalist.com/), Becker cuenta : «Limpiamos el desorden de nuestra casa y de nuestra vida. Fue un viaje en el que descubrimos que la abundancia consiste en tener menos.» Y afirma que « las mejores cosas de la vida no son cosas».
Aunque no resulta fácil desintoxicarse del consumo y convertirse al minimalismo : «Comience poco a poco –aconseja Joshua Fields Millburn, que escribe en el blog TheMinimalists.com- intente desprenderse de una sola cosa durante 30 días, comenzando por los objetos más sencillos de suprimir. Deshágase de las cosas obvias. Empezando por las que claramente no necesita: las tazas que nunca usa, ese regalo horrendo que recibió, etc."
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Caricatura: revistaikaro.com
Otro caso célebre de despojo voluntario es el de Rob Greenfield [ii], un norteamericano de 30 años, protagonista de la serie documental «Viajero sin dinero» (Discovery Channel) quien, bajo el lema "menos es más", se deshizo de todas sus pertenencias, incluso de su casa. Y anda por el mundo con sólo 111 posesiones (incluyendo el cepillo de dientes)... O el de la diseñadora canadiense Sarah Lazarovic, que pasó un año sin comprarse ninguna ropa y cada vez que tenía ganas de hacerlo, dibujaba la prenda en cuestión. Resultado: un bonito libro de bocetos titulado: «Un montón de cosas lindas que no me compré»[iii]. También está el ejemplo de Courtney Carver, que propone en su página web Project 333 (https://bemorewithless.com/project-333/), un desafío de bajo presupuesto invitando a sus lectores a vestirse con sólo 33 prendas durante tres meses.
En la misma línea está el caso de la bloguera y youtuber francesa Laeticia Birbes, 33 años, que se hizo célebre por su desafío de nunca más volver a comprarse ropa : «Yo era una consumidora compulsiva. Víctima de las promociones, de las tendencias y de la tiranía de la moda- dice- Había días en que llegaba a gastarme quinientos euros en prendas... En cuanto tenía problemas con mi pareja o con los exámenes, compraba ropa. Llegué a integrar perfectamente el discurso de los publicitarios: confundía sentimientos y productos...[iv]» Hasta que un día decidió vaciar sus armarios y regalarlo todo. Se sintió libre y ligera; liberada de una carga mental insospechada: « Ahora vivo con dos vestidos, tres bragas y un par de calcetines». Y da conferencias por toda Francia para enseñar la disciplina del «cero basura» y del consumo minimalista.
El consumismo es consumir consumo. Es una conducta impulsiva donde ya no importa lo que se compra, importa comprar. En realidad, vivimos en la sociedad del desperdicio, desperdiciamos abundantemente. Frente a esa aberración, el minimalismo de consumo es un movimiento mundial que propone comprar sólo lo necesario. El ejercicio es simple: hay que mirar las cosas que tenemos en casa y determinar cuáles realmente usamos. El resto es acumulación, veneno.
Dos periodistas argentinas, Evangelina Himitian y Soledad Vallejos, pasaron de la teoría a la práctica. Después de haber vivido como millones de consumidores acumulando sin ningún criterio, decidieron cuestionar su propia conducta. Estaba claro que compraban por otros motivos, no por necesidad. Y se impusieron estar un año sin consumir nada que no fuese absolutamente indispensable y contar con gran talento su experiencia[v].
No solo se trataba de no consumir sino de desintoxicarse, de liberarse del consumo acumulado. Las dos periodistas empezaron imponiéndose una disciplina detox: cada una tenía que sacar diez objetos por día de su casa durante cuatro meses: 1.200 en total. Tuvieron que descartar, donar, desprenderse, despojarse... Como una suerte de purga, para pasar a ser desconsumistas: « En los últimos cinco años- cuentan Evangelina y Soledad- se encendió en el mundo una luz de conciencia colectiva sobre la manera de consumir. Que es una manera de controlar los abusos del mercado. Porque es también una estrategia para dejar al descubierto los puntos ciegos del sistema económico capitalista. Aunque suene pretencioso es exactamente eso: el capitalismo se apoya en la necesidad de fabricar necesidades. Y para cada necesidad fabrica un producto... Esto es especialmente cierto en los países con economías desarrolladas donde los índices oficiales miden la calidad de vida en sintonía con la capacidad de consumo... ».
Este hastío cada vez más universal del consumo también alcanza al universo digital. Está surgiendo lo que podríamos llamar un digital detox, que consiste en abandonar las redes sociales por un tiempo y por diferentes motivos. Se va extendiendo el movimiento de los « ex conectados » o « desconectados », una nueva tribu urbana compuesta por personas que han decidido darle la espalda a Internet, y vivir off-line, fuera de línea. No tienen WhatsApp, no quieren oír hablar de Twitter, no usan Telegram, odian Facebook, no sienten simpatía por Instagram, y no hay casi ningún rastro de ellos por Internet. Algunos no poseen ni siquiera una cuenta de correo electrónico y, los que la tienen, la abren sólo muy de vez en cuando… Enric Puig Punyet (36 años) doctor en Filosofía, profesor, escritor, es uno de los nuevos « ex-conectados ». Ha escrito un libro[vi] en el que recopila casos reales de personas que, deseosas de recuperar el contacto directo con los demás y consigo mismas, han decidido desconectarse. « La Internet participativa que, mayoritariamente, es la modalidad en la que estamos viviendo, busca nuestra dependencia –explica Enric Puig Punyet- Al tratarse, casi en su totalidad, de plataformas vacías que se nutren de nuestro contenido, interesa que estemos a todas horas conectados. Esta dinámica la facilitan los teléfonos "inteligentes" que han provocado que estemos constantemente disponibles y nutriendo a la Red. Este estado de hiperconexión conlleva sus problemas que estamos empezando a ver: nos resta la capacidad de atención, de proceso en profundidad e incluso de socialización. Gran parte del atractivo de las tecnologías digitales está diseñado por compañías que desean nuestro consumo y nuestra continua conexión, como sucede con tantos otros ámbitos porque es la base del consumismo. Cualquier acto de desconexión, ya sea total o parcial, debería entenderse como una medida de resistencia que desea compensar una situación que se encuentra descompensada[vii]. »
El derecho a la desconexión digital ya existe en Francia. En parte como respuesta a los múltiples casos de burnout (agotamiento por exceso de trabajo) que se produjeron en los últimos años como consecuencia de la presión laboral[viii]. Ahora los trabajadores franceses pueden dejar de responder a mensajes digitales cuando termina su jornada laboral. Francia se convirtió así en pionera de este tipo de leyes, pero todavía quedan incógnitas sobre cómo se aplicará esa ley. La nueva norma obliga a las compañías con más de 50 empleados a abrir negociaciones sobre el derecho a estar off-line, es decir no contestar emails o mensajes digitales profesionales en sus horas libres. Sin embargo, el texto no obliga a llegar a un acuerdo ni tampoco fija ningún plazo para las negociaciones. Las empresas podrían limitarse a redactar una guía orientativa, sin la participación de los trabajadores. Pero la necesidad del detox digital, de estar fuera de las redes y darse un descanso de Internet queda planteada.
La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir. Porque se agotan los recursos. Y se contaminan. Hasta los más abundantes (agua dulce, aire, mares...). Y ante la ceguera de muchos gobiernos, llega la hora de la acción colectiva de los ciudadanos. En favor de un desconsumo radical.
Notas
[i] Chris Goodall, « ‘Peak Stuff’. Did the UK reach a maximum use of material resources in the early part of the last decade? »


VIA FACEBOOK

REFLEXIONES...


17 de octubre de 2017

JUSTICIA?? Estafó a Aerolíneas y para evitar una condena devolvió la plata y hará tareas comunitarias

Viajó gratis durante cuatro años violando el sistema de compras. Pagó 100 mil pesos y llegó a un acuerdo con la Fiscalía para no ir a juicio oral.



Durante cuatro años viajó gratis por el país estafando a Aerolíneas Argentinas. Hasta que lo descubrieron y le iniciaron una causa penal que llegó a juicio. Para evitar una posible condena de hasta seis años de prisión le devolvió la plata a la empresa y hará tareas comunitarias durante un año.
El protagonista de la historia es Martín Alejandro Fumarola, un cordobés de 50 años, consultor informático y traductor, y cuya causa judicial fue revelada por Infobae el año pasado y que ahora terminó con un acuerdo entre el acusado y la Fiscalía.
Fumarola llegó a juicio oral por el delito de de defraudación en perjuicio de la administración pública por haber comprado 30 pasajes de avión a distintos lugares de Argentina sin pagarlos. Los adquiría con tarjetas de crédito de otras personas.
Para evitar el juicio, en el que podía ser condenado a una pena de dos a seis años de prisión, el acusado primero le devolvió a Aerolíneas la plata de los pasajes más los intereses. Pagó cerca de 100 mil pesos: 30.359,58 pesos por los tickets y otros 70 mil por los intereses. Y también para hacer tareas comunitarias durante un año.
Por sus conocimientos de informática, Fumarola sabía cómo violar el sistema. Compraba los pasajes en la página web de Aerolíneas con tarjetas de crédito de otras personas. Daba números de teléfonos y correos electrónicos falsos. Lo único verdadero era su nombre y su DNI para poder tomar el vuelo.
Las compras las hacía los fines de semana o por la noche -cuando el sistema es automático y no hay personas para controlarlo- y siempre pocas horas antes de la salida de los vuelos, que solía ser el primero del día. Cuando el dueño de la tarjeta desconocía el pago era tarde. Fumarola ya había viajado.
(Istock)
(Istock)
De esa manera compró 30 pasajes entre 2008 y 2012. Su principal destino era Córdoba pero también viajó a Bahía Blanca, Salta, Brasil e Italia. El costo total de los tickets fue de 30.359,58 pesos pero solo concretó 24 viajes.
Por la cantidad de viajes Aerolíneas consideró a Fumarola un gran cliente y lo hizo socio platino "Ar-Plus" y lo incorporó en el programa de Pasajeros Frecuentes, lo que le permitía juntar puntos.
Hasta que fue descubierto. Su nombre empezó a ser conocido en la empresa y logró ser vinculado con las compras desconocidas. Aerolíneas lo denunció y lo puso en la lista negra de pasajeros, lo que le impidió viajar por ese empresa y por Austral.
El juez federal Daniel Rafecas procesó a Fumarola, quien llegó a estar detenido porque no se presentó a la indagatoria. La Cámara Federal confirmó el procesamiento y el magistrado lo mandó a juicio el 1 de agosto pasado.
El domicilio de Fumarola fue allanado y se encontraron tarjetas de créditos, de hoteles y de compañías áreas –entre ellas la de socio platino de Aerolíneas–, aparatos para leer tarjetas de crédito, el documento de identidad a nombre de otra persona pero con su foto, su pasaporte, su visa de Estados Unidos y una hoja con impresión del estado de Cuenta LANPASS, entre otras cosas.
El acusado le devolvió el año pasado a Aerolíneas el dinero de todos los viajes y pidió que se termine la causa penal. La empresa se retiró de la causa pero el expediente siguió porque es un delito de orden público ya que se trata de una estafa contra una empresa estatal.
El caso llegó a juicio y le tocó al Tribunal Oral Federal 7. La defensa de Fumarola propuso una probation que es suspender la causa y a cambio cumplir ciertas reglas. La fiscalFabiana León lo aceptó y el 29 de septiembre el acuerdo fue ratificado por el juez Enrique Méndez Signori, informaron a Infobae fuentes judiciales.
El acusado pudo acceder a la probation porque no tienen antecedentes penales y porque el rango de pena del delito lo permite.
Fumarola hará durante un año tareas comunitarias en una institución de bien público -todavía no se resolvió cuál-, fijó domicilio y se debe someter al control de Patronato de Liberados. Si incumple alguna de esas obligaciones se cae la probation y será juzgado en un juicio oral.
Además puede volver a viajar por Aerolíneas. Como pagó, la empresa sacó a Fumarola de la lista negra y durante cinco años estará en la categoría de "pasajero observado" que tiene mayores controles y en la que se analiza su conducta para que no repita los motivos por los que se le prohibió viajar por la compañía. Ahora cada vez que compra un pasaje con una tarjeta la operación tiene que ser aprobada por un área de gestión de riesgo.

VIA INFOBAE...

REFLEXIONES...


9 de octubre de 2017

Bono le preguntó a Macri por Santiago Maldonado

LPOEl cantante de la banda irlandesa U2 saludó a los empleados de la Casa Rosada con los dedos en "V".
El presidente Mauricio Macri recibió esta mañana al cantante Bono, líder de la banda irlandesa U2,  que le preguntó por la desaparición de Santiago Maldonado.
"Hablamos de Santiago Maldonado y sentí que el Presidente está tomando el caso seriamente y como miembro de Amnesty Internacional eso me puso muy feliz", dijo el músico en breves declaraciones luego de la reunión y tras compartir una charla informal en el Salón Blanco con el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Paul David Hewson, más conocido como Bono, brindará mañana un concierto en el estadio de La Plata.
Este lunes ingresó cerca del mediodía por la explanada principal de la Casa Rosada y saludó desde el Salón de los Bustos a periodistas y empleados de la sede gubernamental con los dedos en "V".
El vocalista del grupo de música rock-pop es además activista en causas contra la pobreza en el tercer mundo, y aboga por la cancelación de las deudas de los países subdesarrollados, con los organismos internacionales de crédito.
Bono ya había estado en la Casa de Gobierno durante el gobierno de Néstor Kirchner, cuando posó para una foto sentado en el sillón presidencial.
Tras una reunión de una hora con Macri, el cantante se retiró sin hacer declaraciones a la prensa pero firmó autógrafos a una decena de seguidores que lo esperaron detrás de las rejas que rodean al edificio gubernamental.
La semana pasada Sergio Maldonado, hermano de Santiago, se reunió con el juez federal Gustavo Lleral, quien lleva adelante la investigación, y recién hoy trascendió parte importante de aquella reunión.
A más de dos meses de la desaparición de su hermano, Sergio le entregó al juez la mochila que Santiago utilizaba para trabajar como tatuador y uno de los teléfonos celulares (tenía cuatro), que se estaban buscando desde el comienzo de la causa.
Así mismo, Sergio Maldonado, aseguró que los objetos llegaron a su mano porque se los entregó la comunidad mapuche.
Esta información, difundida durante el mediodía en TN, representa un giro inesperado en la causa del activista que desapareció el pasado 1 de agosto.
 "Le entregué al juez Gustavo Lleral la mochila que había encontrado en la biblioteca de El Bolsón donde paraba mi hermano antes de su desaparición y que manifesté públicamente tener, pero que el anterior juez Otranto nunca me había pedido", explicó Sergio Maldonado a Infobae.