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10 de junio de 2013

El autocine celebra sus 80 años y en Mendoza resiste el único de Sudamérica

En 1933 se inauguró en EE.UU. el primero del mundo. La chance de ver películas desde el coche hizo furor hasta los ‘70, cuando empezó a decaer. Al pie de la Cordillera todavía se puede vivir la experiencia.


En 1933 se inauguró en EE.UU. el primero del mundo. La chance de ver películas desde el coche hizo furor hasta los ‘70, cuando empezó a decaer. Al pie de la Cordillera todavía se puede vivir la experiencia.
Una de superhéroes. La figura de Iron Man se proyecta sobre la enorme pantalla del autocine El Cerro, en las afueras de la ciudad de Mendoza. /FOTOS: FOTOREPORTER
MENDOZA. CORRESPONSAL - 10/06/13
Los preparativos para ir al autocine se asemejan a los de un picnic. Llevar una canasta con latas de gaseosas, sándwiches, alfajores, frutas para el postre y servilletas de papel. No hay que olvidar un abrigo de refuerzo por si se pone frío, y para los más remolones una manta y una almohada. Los mayores de 40reviven la experiencia de ver cine al aire libre o recostados en los asientos de un auto, casi siempre apiñados. Para los chicos de hoy, que no se desprenden del celular, es toda una incógnita qué puede sorprenderlos de una salida familiar al cine pero sin bajarse del auto.
El 6 de junio de 1933, hace 80 años, se inauguró el primer autocine del mundo en Camden, New Jersey. “Toda la familia es bienvenida, no importa que los niños griten”, rezaba el eslogan publicitario de entonces. La posibilidad de ver una película desde el auto tuvo su auge en Estados Unidos hasta fines de la década del setenta: entre Nueva York y Los Angeles había más de 3 mil de estos cines al aire libre, de los que hoy apenas quedan unos 350. En Buenos Aires también tuvo su tiempo de gloria (ver Una salida...) En Mendoza este paseo es aún posible en el autocine El Cerro, con una ubicación privilegiada: en la zona alta del Gran Mendoza, en la localidad turística de El Challao, al pie de los cerros y con una vista panorámica de las luces de la ciudad. Este autocine esel único que sobrevive en Argentina y, según aseguran sus dueños, en Sudamérica. El formato, que fue un furor entre las décadas del sesenta y ochenta, fue reemplazado por las salas en centros comerciales. Sólo ha evolucionado en Miami, con espacios abiertos que tienen hasta 15 pantallas en un mismo predio.
El autocine es una opción económica, ideal para familias numerosas. No se paga por persona ni por función sino por auto y se pueden ver dos películas.
La entrada cuesta 50 pesos por vehículo y hay quienes van en minibús o en casillas rodantes. El sonido se sintoniza por el estéreo, en frecuencia modulada (FM), y si alguien no tiene estéreo hay sonido ambiente.
En el verano, las familias y grupos de amigos llevan mesas y reposeras para sentarse junto al auto y ver cine bajo las estrellas.
Se puede ir en short, ojotas o pijama; nadie se fija en la vestimenta.
El administrador del predio es Horacio Campos, un cinéfilo que comenzó vendiendo caramelos en el cine Roxy de la ciudad de Mendoza, donde ahora funciona una playa de estacionamiento. Decidió darle continuidad al autocine El Cerro, creado por Oscar “Tito” Paoletti, porque su jefe había decidido cerrarlo por baja rentabilidad.
El autocine estuvo cerrado durante 12 años y en 2002, en plena crisis económica, volvió a abrir. Campos era el proyectista, luego se quedó con el quiosco y a los dos años pasó a ser programador y administrador del lugar.
Mejoró el sistema de sonido con nuevos equipos y refaccionó el predio con el apoyo de la municipalidad de Las Heras.

NOTA COMPLETA EN CLARIN

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